Economía y Espiritualidad (parte III) - Integración
III. Integración
Integración y voluntad
No hay un orden causal, pero si hay implicancia.
Pero se ha visto que la implicancia no es una realidad buscada, no se busca ser sanado o librado de demonios para poder volver a una casa y estar vestido, o dejar de mendigar.
Consideraremos ahora la relación en sentido de integración con nuestra voluntad.
Llamaremos integración a la unidad de la economía con la espiritualidad. No tomándola como cuestiones separadas, ni como causal una de la otra.
Se vive la nueva vida en Cristo con la mente de Cristo y aunque va por carriles secundarios las decisiones económicas son parte de la vida espiritual, de la santidad, de la forma de habitar este mundo.
La espiritualidad está integrada a la economía y la economía se integra de la espiritualidad.
Retomando el caso de Simón el mago, quien intentó invertir de su capital para comprar el don de Dios y poder volver a su antigua vida de gran celebridad, pero repartiendo el Espíritu Santo, obtiene una revelación de parte de Pedro:
“No eres íntegro”
¿Qué es lo que llevó a Simón a creer que era algo bueno comprar la posibilidad de dar el Espíritu santo por imposición de manos?
Más allá de la codicia, la ambición, la avaricia, como si fuera una enfermedad que copta a ciertas personas, el mal era la concepción de cómo se manejan los asuntos espirituales y lo económico.
Pedro indica que debe arrepentirse y rogar perdón al Señor. Su camino era el de la amargura y esclavitud de maldad.
| La disputa con Simón Mago Masaccio (1401-1428 Italiano) Fresco Cappella Brancacci Santa Maria del Carmine Florencia Italia |
No es la codicia, ambición y avaricia tomado como virus que infectan a las personas entonces la forma que debemos considerar estos males, sino como una forma de concebir la economía.
O también podemos indicar que no se debe tomar a la codicia, la ambición y la avaricia como momentos, como espasmos, como si fuera el enojo o una carcajada.
Se trata de una forma de concebir el mundo, algo que es raíz en nuestra espiritualidad y se distribuye en nuestra mente, nuestras palabras y hechos.
Según las escrituras Simón creyó y siguió a Felipe. Pero hay algo que aún no había sido transformado en su forma de concebir la economía y la espiritualidad.
No se compra y no se vende. Simón era rico, por su pasado de hechicero, tenía dinero para invertir y su lógica económica lo llevaba a pensar de la misma manera aún habiendo creído, estaba en un camino de amargura y esclavitud de maldad.
Judas Iscariote tiene un pensamiento económico espiritual errado también cuando María de Betania rompe un perfume muy caro y perfumó los pies de Jesús.
Judas indica que es un desperdicio, una mala decisión económica espiritual, pues se podría haber vendido y repartido ese dinero entre los pobres.
Luego aclara el versículo siguiente que era ladrón y robaba de lo que le daban.
Pero la argumentación pudiera ser un pensamiento lógico de economía espiritual.
El Diablo es especialista en poner a la lógica económica por sobre la espiritualidad que demanda el Señor.
Cuando es tentado el Señor en el desierto, las proposiciones son de consideración económica.
"Tenés poder para convertir las piedras en pan y no lo haces."
"Tenés la posibilidad de demostrar tu capacidad de sobrevivencia y no lo haces."
"Tenés la posibilidad de tener todo el mundo y no lo haces."
Tener el capital, la habilidad, los recursos para hacer algo, aún con una búsqueda de un bien propio o de otros no es suficiente para tomar una decisión económica espiritual.
"¿Qué es lo que está escrito?" fue la respuesta de Jesús y esta debiera ser nuestra pregunta ante una decisión económica espiritual.
Ya hay una voluntad propia que decide de tal forma que tiene una repercusión económica. No solo es implicancia, ahora incorporamos el sentido de una decisión sentida.
La economía espiritual como modo de pensar
La integración requiere de un cambio en el modo de pensar y también en el sentido económico.
Ya no se piensa como los sabios de este siglo.
La economía es un área difícil y crítica de tratar en sentido teológico y espiritual.
Hay un sistema que no está dispuesto a ceder ni un milímetro de su estructura aún cuando esto valga sacarle los demonios a un joven.
Esta dice: “Todo está bien como está, no es necesario tocar nada. Todo cambio es interior, espiritual y no tiene nada que ver con formas de pensar y de vivir la economía.”
Jesús planta su ministerio en un momento y lugar de la historia, no está desentendido de la misma, no se abstrae de lo que ocurre separando lo espiritual de lo terrenal.
El imperio Romano había logrado su poder en base a su poder militar, que no estaba basado tanto en su armamento, sino en la estrategia y disciplina.
Vale más maña que fuerza.
La estrategia, la inteligencia, la disciplina eran pilares del ejército romano.
Ahora una vez conquistados los pueblos, debía mantenerse el orden, porque derrotar a otros ejércitos puede ser una tarea difícil, pero mucho más lo es mantener el territorio conquistado, con tantos enemigos hechos a fuerza de acero y sangre.
Esta segunda etapa necesaria para mantener el imperio vale tanto o más que el poder militar, precisa de la agudeza del poder político.
Para esto; los romanos tenían una estructura lista para tratar con las elites de los pueblos conquistados, buscando establecer orden interno con la complicidad de los ricos de cada lugar.
Asegurar el status de clase acomodada, aunque coaccionada por la violencia, le servía como control interno y solo debían ser recaudadores de los impuestos para Roma.
En Judea este control interno estaba también a cargo del sector religioso y de la aristocracia, monitoreados por un enviado del imperio para gobernar.
La aristocracia religiosa podía comprar su título y así asegurarse un lugar acomodado en la nueva sociedad bajo dominio romano.
El imperio se sostenía por los tributos de la población y no había criterios como los que hay hoy en día, como el de oportunidad, que no sea confiscatorio, que sea regresivo o progresivo, etc.
Los tributos se pagan. Y no había mejor sistema de recaudación que el de dejarle a los propios coterráneos la tarea.
La corrupción y evasión era demasiado costosa, por lo cual se internaliza en el sistema. Es decir, se sabía que los recaudadores de impuestos cobrarán un extra para ellos y cada escalón de rendición tomará su parte llegando incluso hasta el mismo gobernante a quedarse con algo.
A lo largo de la historia moderna se han desarrollado diversas teorías en torno a las finanzas públicas, la recaudación y la influencia de la corrupción.
Más allá de las cuestiones teóricas de definición de bien público, como la indivisibilidad o la provisión ante fallos de mercado o monopolios naturales, cuando se trata de recaudar se definen los montos y como es administración de recursos de la gente (por ser público) se considera también la posibilidad de que exista corrupción (tanto como en el sector privado).
Así se consideran criterios de cuanto está dispuesto a perder por corrupción el estado, valiéndose de la eficiencia (si sale más costoso controlar que lo que se roba, entonces pierde sentido... en sentido contable)
Ante la recaudación de impuestos se considera además de la corrupción por parte del recaudador, también de la sujeto de tributo. Quién puede verse tentado a eludir o evadir mediante engaño o con acuerdo con el recaudador.
La evasión y la elusión pueden considerarse sinónimos, pero a la hora de la legalidad cuenta con diversas interpretaciones, evadir se considera una falta, tanto moral (supongamos) como legal. La elusión en cambio utiliza los vacíos legales y estrategias contables para presentarse dentro del marco que le permite el sistema sin que incurra legalmente en una falta.
La conciencia contable espiritual puede considerar entonces que como no hay falta legal, entonces está bien.
Retomando el caso de recaudación de impuestos por parte del imperio romano, este sistema permitía que todos los implicados estén acomodados económicamente y en paz con el imperio.
Por otro lado, los trabajadores eran saqueados de sus posesiones y del fruto de su trabajo.
Los impuestos al no tener control también se multiplicaban y ya no solo era para el Cesar, sino para los sacerdotes y Herodes. Y todos en cantidad de dinero y especie.
La pobreza producto de un territorio conquistado con elites aristocráticas propias y extranjeras y con sacerdotes que sugerían mantener la calma y dar los tributos “como Dios manda” era un polvorín social.
El odio a los publicanos no era solo por trabajar para Roma, era la obscenidad de vivir como rey a costa de sus hermanos.
Zaqueo, jefe de los publicanos, por su tamaño o también por ser quien era, mira desde un árbol de lejos a Jesús, porque en medio de esa gente él podría ser fácilmente objeto de golpes y muerte.
Jesús le habla a él y le dice que baje de allí porque pasaría a quedarse en su casa.
Zaqueo en el árbol sicómoro James Tissot (1836-1902 francés) |
El murmullo de los que estaban con Jesús por tratar con un pecador parece ser un acto de prejuicio que hasta nos resulta inentendible por parte de los discípulos y seguidores de Jesús, pero tengamos en cuenta lo siguiente:
El pecado de Zaqueo era contra Dios y contra el pueblo. Allí había odio y ganas de hacer justicia por mano propia.
No entendían como Jesús, quien algunos anhelaban que sea el mesías libertador, podía juntarse con un traidor, opresor y explotador. Es precisamente de gente como Zaqueo que debía librar Jesús.
Hubo otras personas contemporáneas a Jesús que tenían seguidores y a todas se les asignaba la esperanza de la liberación.
Juan El Bautista era uno de las personas que atraían gente a las cuales muchos consideraban que era el mesías y quien libraría al pueblo de su opresión. Juan sabe para qué había venido y también quién era el Cristo.
¿Jesús sería entonces otra decepción de tantos a los que la gente ponía esperanzas de liberación y no ocurría nada?
El pasaje de Zaqueo es interesante porque nos habla de la relación de integración de la espiritualidad y la economía.
Zaqueo toma dos decisiones a partir de encontrar salvación en Cristo Jesús.
Dar la mitad de sus bienes a los pobres y devolver por cuatro lo que ha cobrado de más.
La segunda decisión habla de restauración por la falta cometida al cobrar de más. La ley exigía devolver un adicional de una quinta parte o a lo sumo el doble. Zaqueo va más allá y decide devolver cuatro veces lo excedido.
Allí no hay causalidad, no toma la decisión esperando una mayor recompensa.
No se trata de un efecto de mera implicación. En todo caso la implicación es negativa, ya que perderá grandes cantidades de su patrimonio.
Se trata de integración. Toma una decisión consciente distinta a lo que decidía antes.
¿Cuánto habrá robado, extorsionado, coaccionado Zaqueo para tener esa reacción de restauración?
La primera decisión a mi entender es más profunda. Decide dar la mitad de sus bienes a los pobres.
Aquí no hay restitución. ¿o tal vez si? La pobreza no era causa de Zaqueo, ¿o si?
Era parte del engranaje económico social que había generado una desigualdad y pobreza en toda la región.
Como jefe de los publicanos estaba en la cima de la recaudación. Zaqueo no era solo un rico que tenía alguna posesión de más. Era inmensamente rico, a niveles de élite aristocrática.
Zaqueo toma la decisión de despojarse de la mitad de sus bienes, y es probable que aún esa mitad que le queda siga dejándolo como un hombre mucho más rico que cualquiera de la ciudad.
Al final, el encuentro con Jesús tal vez sí podría tener un impacto realmente revolucionario en la matriz económica de una ciudad si todos los que eran como Zaqueo tuvieran ese tipo de cambio de pensamiento económico y espiritual.
Reitero que no se trataba de la riqueza propia, sino de entender que era parte del sistema que había hambreado al pueblo.
Zaqueo no solo habrá dejado de “fumar”, “emborracharse” o ser “peleador” sino que cambió su forma de pensar la economía y tomar decisiones a partir de ello. Integró la economía a la espiritualidad.
Acción individual, acción colectiva y sistema económico
Consideraremos tres dimensiones de la economía y la acción que conlleva en cada
una.
Teniendo en cuenta la idea de que la economía puede pasar a ser considerado un asunto de discusión necia que sólo genera contiendas, puede llegar a serlo si se toma desde el punto de vista de visiones de la internalización de la economía a la espiritualidad, o por el solo hecho de separarlas completamente como si no tuviera ningún tipo de relación.
Pero teniendo en cuenta de que la economía es resultado de la espiritualidad cabría entonces el derecho de pensar que es parte de la acción transformadora integral del modo de concebir las cosas.
La necedad o insensatez de la discusión no radica en el tema, sino en lo que de la abundancia del corazón sale. Una interpretación de un texto bíblico puede llegar a ser necedad incluso si está no proviene del Espíritu.
La concepción económica se puede considerar desde la acción individual, la acción colectiva y desde el sistema económico.
Todas en algún punto tienen una misma raíz pero van creándose matices en cómo se enfrenta a nivel individual las decisiones económicas creando un abanico de interpretaciones a medida que pasa por la acción colectiva y mucho más al llegar al sistema económico.
El nivel individual es aquel en el cual cada individuo establece un nuevo patrón de comportamiento como nueva criatura. Toma decisiones de forma diferente a quién no comparte la misma fe, sin que esto implique que decida igual que esa misma persona, pueden tomar la misma decisión pero la matriz de parámetros que ha llevado a decidir es lo que es diferente.
La acción individual depende exclusivamente de la decisión que tome el individuo con todas las opciones posibles, aún considerando la influencia de grupos de pertenencia (incluido el cuerpo de hermanos al que pertenece). Este decide por ciertos parámetros que han cambiado (o aún no).
Los parámetros de decisión en la economía positiva se simplifican en el precio o costo, pero teniendo en cuenta el resto de parámetros algunos pueden incluir determinantes positivos o negativos.
Por ejemplo, un determinante negativo o positivo puede ser como distribuyen las ganancias o en que reinvierten las empresas productoras de bienes y servicios. Según cual sea la propensión de cada persona, podrá decir no a una empresa que destina fondos a causas que no se comparten, o eliminar de las opciones de compra a la empresa que destina fondos a una ONG la cual comparte su causa pero obtiene sus ingresos explotando trabajadores y a niños.
Un caso positivo, puede ser el de elegir un producto de gente que no solo sabemos que comparte nuestra espiritualidad, sino que busca además obrar en su empresa como es digno del Señor, porque no solo me importa que tenga un título nominal de fraternidad, sino que además sea un hacedor y no tan solo oidor.
A nivel de acción individual esta es una manera de tomar decisiones económicas incorporando parámetros espirituales a nuestra decisión.
Otro nivel donde se establece una pauta económica es a nivel colectivo, en el grupo más cercano, donde podemos plantear que decisiones conjuntas se toman ante diversas situaciones.
Puede ser en las pequeñas empresas donde hay voz e influencia, y cuanto más si hay asociación con otros que comprenden la espiritualidad y la economía de la misma forma.
Las iglesias son grupos donde pueden tomar acciones colectivas, y según como se interprete la economía se plantearan las prioridades. Porque donde esté el tesoro, allí estará el corazón.
Las decisiones que se toman no solo son de hecho, sino de forma. Para cubrir la misma necesidad se puede recurrir a distintas formas y esto también puede variar revelando en cada caso cuál es el razonamiento económico de partida.
Las decisiones tienen un origen y una repercusión económica quiérase o no, por lo que no es la idea de ponerse a pensar en cómo tomar una decisión colectiva en sentido económico sino para hacer una introspección y desmenuzar que están revelando las acciones conjuntas.
Algunos consideran que las iglesias no tienen ninguna responsabilidad con la sociedad, por lo cual solo debe sostenerse de forma operativa y brindar un acompañamiento espiritual ante las situaciones que viven los miembros y el entorno inmediato.
Otros otorgarán ayuda económica directa, en especie, contrataciones directas, provisión de bienes y servicios que satisfagan necesidades, etc.
Las misiones, el plantamiento de iglesias, requiere de decisiones que salen de toda lógica económica, contable y financiera. Más allá de la idea de sentarse primero y calcular los gastos como advierte Lucas 14:28-33, suele ocurrir que tales acciones no responden a una recomendación económica financiera de oportunidad y retorno de gastos. Simplemente se hace por otra motivación espiritual conjunta y se avanza y se concreta de formas que dejan en ridículo al mejor y mas previsor economista.
Cuando algunos dicen que "no se debe gastar mas de lo que entra" hacen uso del recurso contable sano y necesario, pero a lo largo de la historia la obra de extensión del evangelio ha ocurrido por los que luego de ver el debe y el haber cerraron los ojos, sonrieron y caminaron en conjunto hacia algo que no se veía pero se sabía que debían hacer.
En cada uno de estos ejemplos hay una interpretación económica conjunta.
No es motivo de debate en este sentido establecer cuál es la mejor decisión ante cada caso, sino mostrar cómo se revela la concepción económica en relación con una acción espiritual.
La tercera dimensión es lo macro. El sistema económico.
En este punto ya las formas, pensamientos y acciones se abren de tal manera que pueden haber contradicciones entre sí.
El sistema económico se modifica mediante la política, en los distintos estamentos superiores se establecen normas, pautas, leyes, reformas que buscarán ciertos objetivos con repercusiones en distintos lados.
En este punto al introducir la política, la espiritualidad se cruza con grandes intereses que buscarán no solo mantenerse, sino ir por más.
La concepción en el diagrama de programas económicos tendrá impactos derivados cuyo beneficio o perjuicio no puede percibirse cara a cara, como en el caso de la acción individual o colectiva.
El soporte del ser espiritual que busca agradar a Dios debe definir la macroeconomía dentro de un marco de integridad y no solo sostenerse por otras virtudes bien conocidas por el cristianismo.
¿Tomará decisiones que beneficien a los que menos tienen? ¿Pensará que si los perjudica en el corto plazo, esto los beneficiará en el largo plazo? ¿Considera que si perjudica a los más poderosos esto provocará la ira de Dios?
Siempre considerando que hay una honestidad no solo intelectual sino espiritual, pueden trazarse diversos matices en la política económica, amparados por la escuela económica que abriga en su corazón.
En esta dimensión es donde ocurren los debates, reitero, aun suponiendo que sean sinceros y honestos intelectualmente, habrá distintas formas y concepciones para recomendar o tomar decisiones que impacten en la población.
Las teorías económicas las cuales apenas pasan el siglo se postulan y se defienden mostrando las diferentes escuelas.
La integración por parte de cada cristiano de la espiritualidad a la economía podrá generar matices hasta en cierto punto irreconciliables.
Ahora si no hay honestidad intelectual y solo se usa a Dios y su palabra para llevar agua para el molino de uno (o de quien paga) será otro el cantar, por los frutos serán conocidos y aún por quien juren les será demandado.
Es difícil separar las aguas, algunos intentan establecer que hay un solo camino entre Dios y los hombres: "la escuela económica que sigo". Y así buscan establecer que hay un bien y un mal, y quienes no se ajusten a tal escuela están condenados al lago de fuego.
Habrá un trabajo en la forma de pensar la integración espiritual a la economía en comprender que en esta dimensión puedan haber otros que busquen otras recetas para alcanzar el bien económico para el conjunto y no son el enemigo, sino hermanos.
Conclusión
Es la economía una ciencia nueva en términos de tratado. Distinto es el caso de la administración o la contabilidad que por cuestión de estar abastecido y no quedarse con hambre, fue necesario aprender las distintas técnicas para obtener riqueza a partir del trabajo.
La economía como tratado del comportamiento humano y social no alcanza los tres siglos hacia atrás, y propiamente dicho como tratado definido apenas siglo y medio.
Muy poco para la historia de la humanidad.
Ahora desde el principio de la humanidad se han tomado decisiones con repercusión económica que no solo afecta al decididor sino a los que lo rodean.
El fruto de la tierra se produce con el trabajo de la misma, y se debe esforzar uno no solo en fuerza sino en mente, para poder mirar los cielos, las nubes, las estrellas, el sol y la luna que establecen cuándo es conveniente arar, sembrar, regar y cosechar.
Aprende el trabajador las técnicas de cada tarea para hacerlo de forma eficiente, y una vez cosechado, sabe que semilla guardar, cual procesar y combinar con otras materias primas que le produzcan un alimento derivado que puede consumir o proveer a otros, tal vez por el intercambio directo o con una moneda de cambio.
Mientras este ha sembrado y cosechado otro ha plantado árboles, los ha visto crecer, los ha talado y ha repuesto para una próxima generación, porque ha aprendido los tiempos que requiere tener buena madera para la casa del agricultor.
El herrero ha contactado al minero que sabe como sacar hierro, y a su vez el cantero aprendió a usar las herramientas que ha diseñado su compañero trabajador herrero para que el golpe sea certero y pueda proveer la piedra del tamaño justo para la construcción.
El leñador se cruza con el constructor de hornos de camino a la casa del panadero que se ha abastecido de harina, aceite, huevos, grasa y los tiene almacenados correctamente lejos del calor y la humedad en vasijas diseñadas adecuadamente para esto.
| "El Campo" de Emilio Centurión - Ministerio de Hacienda Argentina |
Todos estos y muchos más trabajadores se interrelacionan entre sí buscando obtener el pan con el sudor de su frente, pero no como un sufrimiento, sino como aquello que le permite satisfacer las necesidades propias y de su familia.
Tal vez recuerden que el creador les ha provisto de todo lo que hay en la tierra y que deben administrarlo, cuidarlo, reponerlo, no agotarlo, no acapararlo, no especular con lo que alguno descubrió que ocurre cuando un bien escasea.
Tal vez recuerden que toda la gloría es para Dios, y que su sustento ha provisto de la bondad creativa de él.
Tal vez puedan dar al que no puede obtener el pan porque sus fuerzas ya no son las de la juventud o falta en el hogar las manos que proveían para toda la familia como se lo indica el Santo, que dice que sean santos como Él lo es.
El trabajador que reconoce a otro semejante, que a pesar de no hacer la misma tarea, sabe de que se trata la virtud de producir algo y de satisfacer necesidades logrará comprender de que no es digno de un hijo de Dios normalizar que hayan otros semejantes que pasan hambre, sed, frio o calor por años al costado del camino y se transformen en parte de un paisaje justificado por una escuela económica.
La economía aunque no esté vinculada a la espiritualidad por un orden de CAUSALIDAD, si lo está por IMPLICANCIA, y mucho más lo está en el sentido de INTEGRACIÓN a nuestra vida.
Por lo cual la pregunta será si ha sido entregada ese área al Dios que dio la vida para que sea santificada, no trayendo cosas de la vida pasada como lo hizo Simón el mago, mas buscando realizar un cambio integral como Zaqueo, que al recibir a Jesús transformó toda su vida, de una vez y para siempre.
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Bibliografía y Fuentes:
- Zanotelli A. (2015). El dinero y el Evangelio.
- Miroli A. (2009). El concepto de mal administrativo y el principio de consulta.
- Kliksberg B. (2004). El impacto de las religiones sobre la agenda social actual. Revista Valores en la sociedad industrial
- Mohamad J. A. (2007). La dimensión humana en las organizaciones industriales flexibles. Revista Cultura Económica Año XXV n°68.
- David Pyle (1989). Tax Evation and the Black Economy
- Roberto Arias (2010). Ensayos sobre la teoría de la evasión y elusión de impuestos indirectos
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