Economía y Espiritualidad (Parte I) - Causalidad

 Introducción

Encuadre de espiritualidad

Consideraremos la espiritualidad como santidad. Es decir; como la forma de estar y habitar el mundo, el lugar donde nos encontramos. Por lo que entendemos que existe una forma de ser y estar, que surge de una relación y comunión con quien es Santo. (1 Pedro 1:14-19)


Tener una nueva mente, derivará en un cambio de la forma de ver las cosas y tendrá un efecto en nuestro discurso, derivando en nuestras acciones. (Mateo 15:18)


Consideraremos dentro de la espiritualidad entonces a la santidad y a los hechos espirituales, es decir; aquellos acontecimientos que tienen un impacto espiritual de transformación.


Entonces la espiritualidad será encuadrada como una forma de pensar, una forma de vivir y la experiencia de hechos espirituales.


Definiciones básicas de economía


“La economía se define como la manera en que las sociedades utilizan recursos escasos para producir mercancías valiosas y distribuirlas entre los individuos” Samuelson P. y Nordhaus W. (1998)


“La Economía se ocupa de analizar cómo administramos esos recursos

escasos, a fin de producir bienes y servicios, y distribuirlos para su

consumo entre los miembros de la sociedad.”  - Mochon y Becker (2000) 


“Es la ciencia que estudia las leyes que rigen la producción, la distribución, la circulación y el consumo de los bienes materiales que satisfacen necesidades humanas”. - Engels F. (1859)


"La economía es la ciencia que estudia la conducta humana como una relación entre fines múltiples y medios escasos que tienen usos alternativos" - Robbins L. C. (1932)



¿Qué relación tiene la economía con la espiritualidad?


  1. Causalidad

    1. Teorías económicas e internalización espiritual


Samuelson es el autor predilecto para introducir los conceptos económicos a los estudiantes de esta ciencia. 


En su definición se observa que la economía trata de una eficiente asignación de recursos que son escasos para producir de manera óptima la mayor y mejor cantidad de  bienes y servicios para que satisfagan la demanda de los individuos.


Se vislumbra en otras definiciones la idea de que los recursos son escasos y que las necesidades son infinitas, es decir los hombres y mujeres no se cansaran de demandar como indica el proverbio: “la sanguijuela tiene dos hijas que solo dicen: dame, dame” (Proverbio 30:15 NVI)


Según estas definiciones, los recursos son escasos y limitados, por lo cual es necesaria la correcta asignación de los mismos para que rinda y satisfaga las necesidades de la mayor cantidad de personas.


Así entonces se asume que no alcanzará para todos, asumimos que la realidad es que nunca alcanzará y cada vez alcanzará para menos personas.


Las definiciones son importantes porque se presentan como bases, supuestos y puntos de partida para el desarrollo de los tratados.


Si en la economía la escasez ya está dada, entonces todo el desarrollo teórico y por ende práctico se desenvolverá bajo esta premisa.


Thomas Malthus, un clérigo inglés y economista del siglo XVIII, basado en que la riqueza provenía de la tierra establece que por lógica la cantidad de tierra cultivable es limitada. En algún momento no habrá más tierra por cultivar, por lo que no habrá la misma disponibilidad de alimento para todos si se sigue creciendo demográficamente.


Es decir, si la cantidad de tierra es la misma, y la población sigue creciendo habrá menos alimento para cada uno, hasta llegar a un punto donde pasaremos hambre.





La visión malthusiana consideraba que la riqueza provenía de la tierra, y que la escasez era provocada por este límite, así también se justificaban las hambrunas y la pobreza.


La política económica recomendada entonces en base a estos preceptos es limitar la natalidad, se debe limitar los hijos porque no habrá comida para todos.


Para disminuir los nacimientos, se proponía posponer los casamientos (según la época y la religión con influencia los hijos debían nacer luego del casamiento) hasta una edad tal que ya sea por conciencia económica financiera o bien por reducción de tiempos de vida fértil pudieran lograr bajar la tasa.


Malthus como religioso del siglo XVIII estaba en un dilema como economista y clérigo, pues en tal tiempo (como ahora, pero en otros sentidos) los hijos eran considerados la bendición de Dios, por lo cual nadie puede interponerse a la voluntad del creador para dar a luz.


Sin embargo; propone el control de natalidad, en los pobres principalmente, interfiriendo lo que se consideraba en tal siglo como norma, costumbre y teología procreativa.


Malthus fue un economista práctico, que de la propia observación teoriza, en base a ciertos conceptos económicos hace su diagnóstico y da su recomendación.

Thomas Malthus (1766 -1834)


Con el correr del tiempo otros han establecido objeciones a su tarea, como la de el origen de la riqueza, la no consideración del trabajo, la productividad limitada, el modelo cerrado, etc.


Malthus, en base a su base de definición económica desarrolla el marco teórico y práctico de la economía.


La noción de escasez tiene diversos matices, a veces es tomada en sentido completo o total, es decir: “no hay”. 


El “no hay” se puede relativizar al preguntar: “¿Cuándo? ¿para quién? ¿Por cuánto tiempo?”, lo que nos lleva a considerar que la escasez es en un tiempo pero no es permanente.


Puede haber escasez de pan un lunes a las 20:00 hs en Argentina porque casi no hay panaderías abiertas los lunes y las que sí están abiertas vendieron todo desde la mañana y la tarde, pero en unas cuantas horas volverá a haber abundancia.


David Ricardo al hablar de escasez utiliza en el caso de los absolutos, en el punto del límite de la oferta, como obras de arte, ediciones de libros, o bienes específicos como vinos añejados de cierto lugar del mundo. La escasez según Ricardo tiene relación con el trabajo, es decir; no hay capacidad de incrementar la oferta de un bien por más que se le agregue trabajo


La escasez de Ricardo es una nota al pié, una excepcionalidad al universo de bienes y servicios de la economía.


Sin embargo, se cita a David Ricardo para establecer la noción de escasez y el planteo de las principales escuelas económicas.

David Ricardo (1772-1823)



Establecida la premisa de escasez en la definición entonces:


La pericia del economista radicará en buscar la forma de que los recursos (escasos) se asignen de la mejor manera para una mayor producción a un menor costo para que sean satisfechas necesidades de la mayor cantidad de gente.


En este sentido, nos permite cauterizar la conciencia sobre el hambre y la pobreza no solo en nuestra región, sino en el país y en el mundo. El foco de esta definición económica nos ubica en un “los pobres los tendrán siempre con ustedes lo que nos permite vivir nuestra espiritualidad sin tener que cargar con la conciencia de la desigualdad, la injusticia, el hambre, la pobreza y la muerte.


Cabe recalcar que en ese pasaje de Marcos 14:7 continúa con: “cuando quieran podrán hacer bien por ellos”, parte que en cierto pensamiento económico espiritual suele omitirse, porque sirve de bálsamo para la conciencia que nos abstrae de esta tierra para “poner la mira en las cosas de arriba”


Este pensamiento económico se enreda en la espiritualidad y la espiritualidad entonces busca ajustarse a la definición.


Se suma a la maldición de Adán y Eva cuando son expulsados del jardín del Edén, al indicarles que desde ese momento la tierra sería maldita y con dolor comería de ella todos los días, comería el pan con el sudor de su rostro luchando contra los espinos y cardos que saldrían de la tierra.


Se refuerza la idea de que si se obtiene algo debe ser con sufrimiento, sobreesfuerzo y se lo vincula al trabajo.


De por sí, se entiende que en el principio no era necesaria la economía. En un Edén que no tiene escasez y se puede comer de todos los árboles del campo, no hay necesidad de economizar, producir, plantar, mirar el cielo esperando lluvias o cambios de estación, ni almacenar, ni generar productos derivados de lo que hay en la tierra.


Es en el momento de la salida del jardín que comienza la era de la economía.


Adán y Eva expulsados del paraíso - Autor desconocido



Pero la economía no necesariamente debe ser vista desde el punto de vista de la escasez, sino por ejemplo desde el trabajo que transforma elementos de la naturaleza en bienes consumibles, en principio necesarios para la supervivencia, luego vendrán otras definiciones de necesidad sujetos a la subjetividad del deseo.


Ahora, ¿es producto de la maldición que exista pobreza y desigualdad o hay otras cuestiones?


Porque el hecho de que se deba trabajar para obtener un producto no implica escasez, o una lucha entre trabajadores por factores de producción que no alcanzan para todos.


Tales conceptos de la economía se filtran en interpretaciones espirituales y conllevan no solo a la concepción de la economía, sino también conforma la opinión y recomendación económica ante distintos problemas.


Hay un primer punto a tener en cuenta entonces, la internalización.


Llamaremos internalización al proceso por el cual se adquieren las normas, conocimientos, bases de pensamiento y explicaciones de la teoría económica al razonamiento espiritual.


La religión o la fé han tenido su debate histórico con los científicos. El hecho de considerarlos como separados y antagónicos ha provocado en el último siglo un efecto contrario que es el de tratar de encuadrar a la ciencia dentro de las escrituras y la fé.


De forma apologética se buscó entonces encuadrar las diversas ciencias de tal manera que no contradiga a la biblia y se muestre amigable con el campo intelectual.


En el afán por querer buscar vínculos con la espiritualidad, la economía ha entrado como muchas otras ciencias en un sentido de internalización.


Observamos entonces como modelos económicos y administrativos de empresas se internan en la fe, la interpretación y las prácticas, produciendo en algunos casos mejoras, pero en otros tantos aberraciones que terminan en experiencias olvidables.


La internalización de la economía ha buscado establecer que las teorías económicas planteadas encajen en la palabra y según sea la predilecta lleve agua para su molino, haciéndole decir a la palabra lo que no dice y formando doctrinas que moldeen mentes (corazones), se traduzcan en dichos y en acciones.


La internalización busca coincidencias entre las diversas teologías y la ciencia económica, pero partiendo desde la teoría económica. Así como se ha buscado internalizar hechos y milagros desde la explicación científica y racional. 


Como aquella teorización que plantea que Dios hizo coincidir al cometa Halley, y una proximidad inusual con la tierra, sumado a la corriente climática El Niño para que en el momento que Moisés pone la vara en el Mar rojo, este se abriera y todo el pueblo pudieran pasar en seco.


O la sugerencia de que tanto Behemoth como el Leviatán hacen referencia a dinosaurios, pero con otros nombres, estableciendo que en la Biblia se consideró la existencia y creación de los mismos.

Behemoth y Leviatán - William Blake



Este tipo de ejemplos es a lo que refiere la internalización.


Desde el sentido económico entonces, se toman las diversas escuelas económicas y se intenta buscar los principios bíblicos que respaldan la misma para ajustar la espiritualidad.


Principios de escasez, división del trabajo, propiedad privada, salarios, meritocracia, vagancia, comunismo, capitalismo, acumulación de riqueza, etc se van entrelazando según el marco teórico económico para interpretarlo dentro de la Biblia, y de la vida del cristiano.


Entonces podemos leer y escuchar diversas defensas de las escuelas económicas según se vayan encontrando pasajes bíblicos, historias, y contextos que permitan justificar el hecho de que Dios definió la verdadera escuela económica espiritual con el agregado de que bregar por una distinta podría ser considerado pecado.


El pasaje de Hechos 2:44-47 dice: 


“Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.”


Este pasaje ha sido base para la consideración de un modelo comunista económico. A la vez ha producido cientos de libros que niegan, contextualizan, sobre contextualizan, y hasta dicen que este pasaje en realidad está hablando de la defensa de la propiedad privada y el libre mercado.


Otros basados en historias de comercio internacional de Salomón y la administración intertemporal de José establecen que la bendición en ellos estaba en seguir el modelo de libre mercado.


Ambos ejemplos, son muestras de los extremos que ha llevado la internalización de la teoría económica a la espiritualidad.


  1. Consideraciones sobre la relación de causalidad


Existe la idea de que existe una correlación fuerte entre la espiritualidad y el efecto económico, tanto a nivel individual, como grupal y en el agregado.


Más allá de que no se puede determinar causalidad a partir de una correlación, existe cierto pensamiento de que así ocurre entre estos dos conceptos.


La correlación nos muestra una tendencia de comportamiento entre dos variables, por lo que una correlación entre dos variables cuanto más cercano a uno en valores absolutos nos indicará una fuerte relación entre ellas.




De la correlación, que parte de la experiencia, algunos establecen relaciones, regularidades, leyes, o bien causalidad.


Llamaremos causalidad a la relación entre una causa y un efecto, si existe una causa sucederá un determinado efecto.




El hecho de entender una relación causal entre la espiritualización y la economía obedece a ciertas teologías basadas en textos en los cuales dicen asegurar no solo la satisfacción de necesidades sino la abundancia.


Postulan que los conceptos de bien, bendición, abundancia, prosperidad se encuentran asociados a la fidelidad de Dios, o más bien de la fidelidad que tenga el sujeto para con su Dios.


De allí se desprende entonces la idea de que debe haber una correlación no solo satisfactoria de necesidades sino de sobreabundancia, al menos en términos económicos (restringiendo al tema que tratamos, pues se extiende a la salud, a las relaciones y a la realización personal).


En sentido negativo, se considera que la pobreza es causada por la falta de esfuerzo, maldición divina, o el simple hecho de estar alejado de Dios.


En sentido positivo entonces, se considera que la riqueza o abundancia proviene del esfuerzo, de la bendición divina y el hecho de caminar en el centro de la voluntad de Dios.


De este sentido positivo, se desprenden distintos matices, se deslizan ideas de recompensas, de retribuciones extraordinarias de Dios por la obediencia, llegando hasta la idea de que al restituirse la comunión rota con Adán volvemos a vivir como en el Edén, llenos de abundancia y sin necesidades.


También se teoriza o teologiza la idea de que más allá de volver al Edén, somos herederos, hijos del Rey de Reyes, dueño de todo el oro y la plata, por lo que por linaje y herencia tenemos acceso irrestricto a los recursos del Rey. 

La apropiación, la declaración de un estilo de vida propio de la realeza entonces concibe a esta economía espiritual como escapada de las variables económicas, de productividad y de eficiencia. 


El derecho de obtener bienes y estilo de vida real (por ser parte de la realeza) sólo se apropia, al Dios Rey se le reclaman los derechos hereditarios y se vive por "fe", en búsqueda de alcanzar lo que es por herencia.


En este tipo de pensamiento se establece una relación de causalidad entre la espiritualidad y la economía.


Están ligadas de tal manera que una es consecuencia de la otra y la causalidad es de carácter positivo, es decir; cuanto más en sintonía se esté con Dios, mejor será la economía. Análogamente, cuanto menos sintonía con Dios, peor será la economía.


Desde el punto de vista personal como en el agregado, partiendo desde una visión atomicista se considera que lo que ocurre para la unidad representativa del conjunto ocurre en todos en forma de sumatoria.


Postula entonces:

"Si estás en comunión con Dios, tu economía prosperará.

Si el país se vuelve a Dios, entonces su economía prospera."


Esta relación causal suele ser el patrón de relación entre lo espiritual y lo económico, donde las caídas económicas se producen por un alejamiento de Dios y uno puede recuperarse económicamente si vuelve con Él.


Este pensamiento que establece una relación causal positiva entre la economía y la espiritualidad, sugiere cursos de acción acorde a esta lógica. El acercamiento a una vida espiritual, ya sea por la práctica litúrgica o en emulación de conductas se ponen en marcha en búsqueda de encontrar el favor divino que reacciona en consecuencia (por orden causal).


En los casos que encuentran una mejora económica reafirma el hecho de este tipo de pensamiento, las caídas económicas llevan a crisis de fe o se toma como una prueba de la misma, quienes puedan recuperarse seguirán en este pensamiento. Quienes no logren recuperarse verán una falla en la lógica de pensamiento que hará que se cuestionen en que están creyendo.


Es en este sentido que considero que no ocurre de esta manera, no hay una relación causal entre la espiritualidad y la economía.


Entendiendo que en la Biblia, sobre todo en el antiguo testamento la idea de prosperidad estaba relacionada al establecimiento en la tierra, a la trascendencia y en el cumplimiento de una promesa que no era hacia la persona sino del plan divino.


Abraham mismo le pregunta a Dios para que lo va a prosperar en gran manera si no tiene a quien dejárselo, solo a un siervo que administra sus bienes. (Génesis 15:1-3)


El ejemplo de José como un hombre que está en autoridad y es ejemplo de economista, utiliza su pericia para administrar de acuerdo a lo que Dios le anticipa por medio de sueños. 


Administra la abundancia, y también le toca administrar en la escasez. (Génesis 41:25-45)




En la carta de los filipenses, Pablo agradece la generosidad de quienes no se caracterizaban por ser prósperos económicamente, sin embargo ofrendan para el Apóstol quien da testimonio de que ha sabido vivir en pobreza y en abundancia, sabiendo estar saciado y tener hambre.


Todo lo podía en Cristo que lo fortalecía. (Filipenses 4.10-13)


Existen otros tantos casos en las escrituras, más allá del mismísimo Jesús que se despojó de toda gloria hasta la misma muerte y muerte de cruz. (Filipenses 2:5-8)


Ahora estos ejemplos nos indican que no hay una correlación ni una relación causal entre la espiritualidad y la economía.


Alterna entre momentos de abundancia, escasez, adquisición de muchas riquezas, perderlo todo, obtener lo necesario sin poder acumularlo porque se pudría a la mañana siguiente (Éxodo 16:17-20), o hasta una multiplicación tal que sobraban doce canastas. (Juan 6:12-13)


Todos hechos espirituales con diferente resultado económico.


He citado un puñado de ejemplos en las Escrituras que establecen en principio que no hay una correlación, es decir no siempre el resultado es una mejora o prosperidad ante decidir hacer la voluntad de Dios. Pero también están los casos citados de como hay rescate, y resultados que derivan en una mejora, siempre para su gloria.


            Por lo cuál entonces uno debería buscar el reino de Dios y su justicia y esperar luego de                                       acuerdo a su bondad y misericordia que el resto sea añadido. (Mateo 6:33)


Bibliografía y Fuentes:
  • David Ricardo (1817), Principios de economía política y tributación

  • Thomas Malthus (1798), Ensayo sobre el principio de la población
  • Antonio Spadaro SJ y Marcelo Figueroa (2018), Teología de la prosperidad, el peligro de un "evangelio diferente"
  • Zanotelli A. (2015). El dinero y el Evangelio.

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